Como todo hoy es rápido, a veces instantáneo, tenemos demasiadas cosas que hacer. Yo reconozco que a veces me sumerjo en la prisa, en estar haciendo algo pensando en lo siguiente y en hacer muchas cosas hasta agotarme, sin parar. Es el subidón de adrenalina, la energía eufórica que se apodera de mí. Claro que el sprint me deja rendida y no hay una meta cerca, porque la carrera no termina nunca. ¿Cómo vivir haciendo “todo lo que hace falta” y ser feliz? Lo siento, pero no he podido, creo que no se puede, que hay que rebajar ese “todo lo que hace falta”. En principio, ni hay un planteamiento de ser feliz mientras corro, sino de llegar a conseguir algo. También he sentido estrés cuando siento miedo de lo que puede llegar a pasar, con el trabajo, con las relaciones, al exponerme ante los demás. Creo que la clave y lo que más me ha ayudado, es aprender a parar. ¿Qué hago con el estrés? Pues de eso va tener una buena relación con el estrés: conocer como f...
Si te paras a pensar, todos los problemas tienen que ver con las relaciones. E s probable que las mayores desilusiones y tristezas que he tenido hayan estado relacionadas con personas cercanas que me han fallado. Sentimientos oscuros de enfado o tristeza, de sentirme incomprendida, de no entender por qué una persona hace lo que hace o de sentirme rechazada, me hacían culpar a los demás o a mí misma de lo que me pasaba. ¿Qué estaba buscando en las relaciones, qué era lo que me hacía sufrir? Una de las cosas más bonitas que he podido experimentar es estar verdaderamente presente y atenta a una persona cuando me habla, sin juzgarla, sin ningún deseo de que pase algo, sin necesidad de controlar la conversación, sin prisa, con interés, sin querer cambiarla. De eso va esta manera de ver las relaciones, de encontrarse con el otro sin anteponer nada, de escuchar, de comprender, de confiar y disfrutar de nuestras relaciones. ¿Me cuentas cómo te va en tus relaciones?